Una rabieta es un tipo de reacción frenética que suele darse en los niños de los seis meses y los tres años. Es como un ataque de ira de donde salen lloros, rabia e incluso se tiran al suelo.
¿Te suena?
¡¡¡¡Algo no encaja!!!! ¿solo hasta los tres años?…
Tranquilo, todavía hay algunos adultos que de vez en cuando hacemos rabietas. Quizás no nos tiramos al suelo, pero seguramente es porque a nuestra edad sabemos que esta frío 😜
Hay adultos a los que nos cuesta controlarnos, por ello no tenemos que juzgar a los niños por no saber controlarse. Lo mejor es saber que debemos hacer para solucionar y que no debemos hacer para reforzar esas situaciones.
¿QUÉ DEBEMOS HACER?
- Mantener la calma. Así demostramos que somos los adultos y que nuestra manera de reaccionar es la que deben imitar.
- Nos agachamos y nos ponemos a su altura para estar más cercanos, abrir el diálogo y no parecer con la distancia una amenaza.
- Escuchamos y comprendemos lo que siente, ayudándole a poner nombre a esas emociones. A mi este punto me ha servido mucho, porque en futuras ocasiones se sabe expresar y no añade mas frustación a la situación, ya que encuentra las palabras adecuadas de lo que quiere expresar.
- Le ayudo a calmarse para cambiar el nivel de estrés, ya que así no nos vamos a entender.
- Resolvemos la situación y confirmamos que es más fácil encontrar soluciones desde la calma.
¿QUÉ NO DEBEMOS HACER?
- Enfadarnos y perder los nervios hace que aumente el nivel estresante de la situación y reforzamos que se repita más a menudo, ya que según nuestra respuesta parece que es como se debe actuar.
- Ceder a lo que nos pida para evitar la rabieta.
- Dejarlo solo y esperar que con su experiencia sepa como debe solucionar este tipo de situaciones.
- Dar sermones sin saber ni lo que les decimos.
- Olvidar la situación para no remover el asunto y dejar que se vuelva a repetir igual la próxima vez.
Tener paciencia ya que son situaciones que hasta su extinción se repiten en el tiempo e incluso en ocasiones vuelven a producirse para llamar la atención o por la aparición de nuevos miedos.