Sabemos que nuestros pequeños son miniadultos que padecen minisituaciones como las nuestras. Sin embargo, su edad los convierte en más vulnerables y con menos recursos para poder afrontar y salir lo mejor parados posible.

¿Qué podemos hacer los padres ante situaciones de este tipo?.

El miedo forma parte del ser humano.

En los pequeños, los miedos son evolutivos ,ya que van cambiando según la edad.

Lo más importante como padres es ayudarlos en esa evolución y evitar que un miedo se estanque. En caso de que no actuemos de inmediato, si que debemos hacerlo en cuanto seamos conscientes y si es necesario acudir a un profesional. El objetivo debe ser seguir evolucionando sin que deje huella y se convierta en un miedo adulto.

La evolución de los miedos suele ser muy semejante en nuestros peques y podemos clasificarla:

  • Sobre los seis meses se comienza con el miedo a los extraños. Es una etapa en la que nuestros bebes extrañan a su adulto de referencia y se sienten inseguros si no lo tienen cerca. Estudios demuestran que en caso de que queramos que nuestro bebé duerma en su habitación, sobre los cinco meses sería ideal que estuviera en ella, de esta manera no habría comenzado este miedo y nos ahorraríamos que se complicará la situación.
  • Sobre los dos años el principal miedo es al abandono. La mayoría de los niños lo demuestran cuando se quedan en la guardería; tienen angustia y lloros en el momento de la entrada. Mientras está angustia sea superada en un período breve de tiempo y comience a jugar con los demás niños estaremos ante un caso poco preocupante.
  • Durante los dos, los cuatro y los seis años es el miedo a la oscuridad el que predomina. Quizás es sobre los cuatro años cuando se vuelve más común y podemos solucionarlo con una luz en la habitación o dejando la persiana sin bajar totalmente, pero lo más importante es que no lo dramaticemos o nos riamos porque de la gestión adulta dependerá en gran medida su duración e intensidad.
  • Existen miedos a los animales que pueden producirse en distintos momentos evolutivos dependiendo de las soluciones vividas. Lo habitual es entre los dos y los cuatro años, pero aquellos niños que conviven con animales es más difícil que lo desarrollen. Ante la asusencia de una situación desagradable probablemete el niño que se aleja de ellos sea por prudencia y en este momento es cuando tenemos que ser cautelosos de no reforzar el miedo. Una forma muy positiva de afrontarlo es afirmando esa separación ya que no conocemos al animal. Para solucionar a través del inconsciente podemos intentar acercamientos a pequeños y conocidos animales.
  • Durante estos años también son muy comunes las pesadillas y debemos afrontarlas igual: dando normalidad, desdramatizando la situación y buscando una solución rápida como darles un poco de agua, abrazo, mimos y darle confianza de que el resto de la noche la pasará mejor, y sobretodo, no reforzar. Si en ese momento los pasamos a nuestra cama estamos reforzando la situación y no sólo evitamos la resolución si no que complicamos la misma. Existen actividades que podemos realizar por el día. En e edades podemos fabricar un atrapa sueños para que nos atrape los malos sueños y colocado en la puerta para que no les permita entrar. 😊

No podemos evitar momentos evolutivos, ya que son necesarios, pero si podemos aminorar el impacto negativo creando hábitos de descanso, de comida y de poco estrés diario.
Estos conocimientos generales pueden servir, como bien hemos dicho a normalizar y no reforzar estas situaciones. Por experiencia sabemos que en estos casos los conocimientos previos ayudan mucho en la prevención de este tipo de situaciones. Si quereis saber más esperamos un mensaje a nuestro e-mail.

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En los próximos post compartiremos más información que vamos a ir preparando. Esperamos que así las noches sean más noches y no paséis tanto por los pasillos. 😴